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Cuentos desde la paranoia y la depresión

En este blog no se tiran netas

La luz de las lámparas halógenas rompiéndose al caer en la lozeta del baño, son las dos y media de la mañana y la necesidad de consumir una "piedra” es mucho más urgente que la de trabajar y obtener un sueldo de miseria para poder comprarlas. El solo hecho de pensar en que el efecto solamente dura unas dos horas y al turno todavía le faltan tres para terminar hace la espera de la salida mucho más pesada.


Al regresar al área de trabajo todas las cosas se aprecian de diferente manera, la droga regularmente agudiza los sentidos, se escucha alguna vieja canción de alguna banda de rock underground, de esas bandas de rock nacional que no son promocionadas ni en la radio ni en la televisión por la crudeza o simple de sus letras o tal vez porque el vocalista no tiene "imagen"., los estruendos provenientes de una vieja grabadora casi inservible inundan todos los oídos y la conciencia colectiva creando un ambiente, los compañeros parecen en trance, como zombies, concentrados en su trabajo para sacar la producción del día, las miradas de los compañeros y de los supervisores se sienten más pesadas que de costumbre, como dedos acusantes, sabedores de lo que se ha hecho, el episodio de paranoia solo cesa cuando el efecto de la droga va desvaneciéndose y es entonces cuando se presentan los efectos desagradables de la droga, la cabeza se siente estallar, los sonidos se amplifican más y la luz ciega los ojos...

Ocho horas han transcurrido y faltan 16 para que el turno nuevamente vuelva a comenzar

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Si quieres sentir todo el ambiente de la historia baja y escucha la siguiente canción, ya saben que en la página que aparezca le dan en Free download y esperan a que aparezca la ventana de descarga, ponte la rolita y a leer
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